TWENTY ONE PILOTS

Final de etapa para Twenty One Pilots: analizamos las claves de “Clancy”

El séptimo álbum del dúo pone fin a la tetralogía que comenzaba con “Blurryface”, LP publicado en 2015 que narraba una ficción alegórica sobre salud mental en un mundo paralelo. Tyler Joseph y Josh Dun publican un trabajo autorreferencial un punto y final a una etapa

Por Marta España

Twenty One Pilots acaban de publicar “Clancy”, su séptimo álbum de estudio en quince años de trayectoria. La banda originaria de Ohio se ha caracterizado, desde su formación en 2009, por su versatilidad y eclecticismo: su capacidad para reinventarse y desafiar las barreras entre géneros musicales ha sido lo que les ha permitido mantenerse relevantes en una industria en constante evolución. El dúo, conformado por Tyler Joseph y Josh Dun, no lanzaba nuevo álbum desde “Scaled and Icy”: “Clancy” pone un punto y final a la última etapa de la banda, que comenzaba en 2015 con “Blurryface”.

Con su séptimo trabajo, Twenty One Pilots ofrece un producto que combina elementos familiares con dosis de innovación: esta ha sido la esencia que los ha convertido en un fenómeno musical de talla mundial, que no es ni más ni menos que su eclecticismo constante. Desde “Overcompensate” hasta “Paladin Strait”, los trece temas del disco establecen un nuevo capítulo en el relato del personaje principal de sus últimos cuatro álbumes, pero también abordan temas de identidad, resiliencia y autenticidad a través de su particular mix de rock, hip-hop, synthpop y otros géneros variopintos. Exploramos y desgranamos “Clancy” en los siguientes apartados:

La narrativa

“Clancy” cierra una historia que comenzó hace nueve años. El 17 de mayo de 2015, Twenty One Pilots lanzó “Blurryface”, su primer disco conceptual y el comienzo de una tetralogía que acaba este año: los americanos llevan casi una década publicando por fascículos una ficción alegórica sobre salud mental, dudas, muerte o fe. En los cuatro álbumes que conforman la saga, la trama sigue la historia de un protagonista atrapado en un ciclo interminable en la ciudad de Dema, ubicada en el continente de Trench (que da título a su disco de 2018). El protagonista es un fugitivo que constantemente intenta escapar de su opresivo entorno, pero siempre es encontrado por un líder llamado Nico, también conocido como Blurryface, quien representa una autoridad religiosa en la ciudad. Dema está gobernada por nueve obispos que promueven la autodestrucción como un camino hacia el paraíso, y Clancy (su protagonista), narra sus intentos de escapar y su encuentro con un grupo rebelde llamado los Banditos. En última instancia, la historia explora temas de libertad, resistencia y redención en un mundo dominado por la opresión y la manipulación. Su último álbum, “Scaled And Icy” es un anagrama de “Clancy is Dead”, e incluso hay referencias dentro del relato a “Vessel” (2013), su segundo álbum.


Las temáticas

Dentro del trabajo, podemos dividir las canciones en aquellas que describen de lleno el relato ficticio ideado por la formación y otras más metafóricas, en las que tratan pensamientos internos a través de la sensibilidad. El primero es el caso de “Overcompensate” (“Esta pequeña y aterradora isla me ha convertido en un arma, ambos creemos que podemos usarla para cambiar el rumbo de esta guerra, bienvenidos de vuelta a Trench”), o “Paladin Strait” (“En el suelo hay bandidos luchando mientras encuentro a Nico (…) estoy más allá del punto de no retorno. Sube a lo alto de la torre, ¡Muéstrate! grito más fuerte”). En el otro grupo, Tyler Joseph y Josh Dun reflexionan sobre la depresión y la ansiedad, como temáticas que ya vienen siendo recurrentes en sus trabajos: este es el caso de “Next Semester”, sobre el suicidio (“Recé para que esas luces me llevaran a casa, entonces oí: ¡Eh, chico, sal de la carretera!”) o “The Craving (Jenna’s Version)” sobre el miedo al futuro (“No sé por qué no puedo dejar de llorar, temo estar envejeciendo y todavía no sé mucho de ti”). Para acompañar la narrativa, el trabajo cuenta con trece videoclips diferentes, uno por cada tema del álbum.


El sonido

Dentro del eclecticismo al que acostumbran, también hay cierta innovación en su nuevo trabajo. Así, hay synth-pop festivalero en “Navigating”, una balada a ukelele en “The Craving (Jenna’s Version)”, influencias de The Chemical Brothers en “Overcompensate”, de Keane en “Next Semester” o de Gorillaz en “Backslide”. Lo virtuoso en Twenty One Pilots no radica en el amplio número de sus referentes, sino en la gracilidad que tienen a la hora de establecer sus nexos, incluso, en una misma canción: dentro de “Lavish” hay chill-hop y disco, y en “At The Risk Of Feeling Dumb” mezclan el hip-hop y el emocore con el synth-pop. Sin embargo, todas y cada una de las canciones suenan extremadamente asequibles para el público general: nada en “Clancy” suena experimental, sino increíblemente popular.


Los antecedentes

“Clancy” es el disco más parecido a “Trench” en cuanto a sonoridad. Éste, de 2018, es el más aclamado por el grueso de su audiencia, de modo que ese “Welcome back to Trench” cantado en “Overcompensate” suena como un homenaje nostálgico hacia su predecesor, pero también como un deseo por publicar algo con el mismo peso en su discografía. Así, el dúo norteamericano se acerca más a ese sonido que puso de moda Bring Me the Horizon y que practicaban en sus orígenes, alejándose del funk pop que podíamos encontrar en “Scaled and Icy”, con el que pretendían generar una sonoridad más alegre para que su audiencia se olvidara del Covid-19. Ahora que ya no hay pandemia, Twenty One Pilots han dejado de sentir responsabilidad a la hora de generar un discurso esperanzador en la población. Por tanto, nos encontramos con un trabajo más oscuro, que se acerca al emo de My Chemical Romance o Sum41.



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