Sabrina

La candidatura popstar de Sabrina Carpenter

“Short n’ Sweet”, y sobre todo “Espresso”, han convertido a Carpenter en la gran aspirante a nueva gran popstar del año, con permiso de Chappell Roan. Analizamos el nuevo disco de la artista en 5 claves

Por Diego Rubio

Con su punto afrancesado, su apariencia naíf, su aura de seducción clásica, la Sabrina Carpenter de “Espresso” irrumpió en el escaparate del pop global a principios de año como elefante en cacharrería, dispuesta a hacer ruido, y a la conquista. “Please Please Please” no hizo sino confirmarlo, destronando a “Espresso” del top global de Spotify y confirmando el fenómeno más allá de la anécdota. A partir de septiembre se embarca en la que es su primera gira de arenas para presentar “Short n’ Sweet”, su nuevo álbum y su órdago definitivo a la industria del pop, con el que ha conseguido deshacerse definitivamente de la alargada y orejuda sombra de Mickey Mouse.

1. Giro ¿country pop?

Sabrina ya había avanzado antes de “Espresso” que estaba trabajando en un álbum mucho más orientado al country, con influencia de Dolly Parton o Kacey Musgraves. Y sí, en parte hay un enfoque country que se plasma en canciones como “Coincidence” o “Slim Pickins”, y se han llevado a cabo sesiones de grabación en Nashville, pero finalmente “Short n’ Sweet” es un disco mucho más versátil que toma de referencia el pop mayúsculo de Taylor Swift y Billie Eilish (inspiraciones más que directas en temas como “Taste” o “Lie To Girls” y “Please Please Please”, respectivamente), que se abre al R&B o al funk (“Good Graces”, “Bed Chem”, “Espresso”) y que incluso saca algo de personalidad entre tanta réplica (“Sharpest Tool”, “Juno”).


2. Un nuevo tipo de éxito

El éxito no le es ni desconocido ni esquivo a Sabrina Carpenter, ni puede decirse que “Short n’ Sweet” represente uno de los primeros pasos de su carrera. Sí es cierto que, hasta su fichaje con Island en 2022 para el lanzamiento de “Emails I Can’t Send”, no empezó a sentirse en pleno control de sus capacidades y de sus decisiones artísticas, y que su nuevo álbum es tan solo la continuación inmediata, dando una fuerte sensación de estrella emergente. Pero Carpenter ya era una chica Disney antes, muy reconocida tras su papel en “Riley y el mundo”, y bajo la factoría del ratón Mickey lanzó sus primeros trabajos musicales y consiguió sus primeros papeles en el cine. “Short n’ Sweet” es, realmente, su sexto disco, y en él ha conseguido desquitarse definitivamente de cualquier relación con su pasado.

3. Un plan cuidadosamente diseñado

No ha dado puntada sin hilo este año Sabrina, aprovechando la enorme exposición que da ser telonera de Taylor Swift en The Eras Tour. Primero presentó “Espresso” en directo en Coachella, en el mismo concierto del que se despedía diciendo que espera volver al festival como cabeza de cartel. Después, y ya con el single en la calle y sobradamente demostrada su capacidad comercial, llegaron innumerables campañas publicitarias que buscaban en Sabrina esa sensualidad elegante y clásica, esa provocación sutil y esa apariencia de perfecta mujer cis estadounidense. Y en verano la hemos visto desfilar y cantar (junto a Bad Bunny o Kendall Jenner) en la fiesta de Vogue World que se celebró en el Louvre, además de aparecer en los Juegos Olímpicos de París. Todo parece diseñado para lograr que Sabrina certifique este año su estatus de superestrella pop.


4. Si la vida te da limones, haz limonada

Prácticamente todas las canciones de “Short n’ Sweet” repasan con cierta gracia y un punto vengativo las diversas relaciones y romances fallidos de Carpenter antes de la composición del disco. Que si “rómpeme el corazón y te aseguro que pasaré página con tu atleta favorito”, que si “por favor, hijo de puta, no me avergüences”, que si “sé qué piensas en mí mientras la abrazas”. Sabrina se saca el traumita de ser siempre “la otra” como puede, unas veces con algo de sensibilidad y siempre con un poco de sorna. Tan solo en “Sharpest Tool”, o en la clausura que supone “Don’t Smile”, se aprecia un punto más reflexivo.

5. Sex n’ Sweet

La segunda cara se pone mucho más horny, hasta el punto de dar un poco de vergüencita ajena, preguntándose desde “Bed Chem” “¿quién es ese chico de amplios ojos azules y una traviesa y grande mmm?”. También hay metáforas más sutiles (“abejita mía, ven y toma de este polen” o ese “café mañanero” de “Espresso”), e incluso una canción de amor dedicada a su pareja actual, el actor irlandés Barry Keoghan, al que le dice (en términos también bastante sonrojantes) cosas como “adórame, tómame, explórame, marca tu territorio”, “estoy jodidamente cachonda” y “te dejaría hacerme un Juno”, que supongo que es la peor manera de expresar el deseo de ser madre que he escuchado en mi vida. La provocación “sutil” y una seducción que no parezca demasiado explícita son, evidentemente, las grandes armas de Sabrina.


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