“Radical Optimism”: ¿‘flop’ o ‘sleeper’ de Dua Lipa?
Desgranamos todo lo que da de sí el tercer disco de la británica, un trabajo anti confesional y de marcado carácter psicodélico
Dua Lipa lanzó el pasado viernes su tercer álbum, “Radical Optimism”, un trabajo que nace con la difícil tarea de hacernos olvidar “Future Nostalgia”. Y, spoiler, no lo consigue. Quizá los más detractores ya se hayan aventurado a apuntar a una ‘flop era’ para la británica, pero en el disco hay mucha tela que cortar, desde sus comentadas influencias psicodélicas y british, a su apuesta irredenta por hacer unas letras anti confesionales.
¿Estamos ante la primera era ‘flop’ de Dua Lipa?
“Radical Optimism” tenía una competencia muy fuerte dentro de casa, y es que el precedente de “Future Nostalgia” invitaba a que se establecieran odiosas comparaciones. Sin desmerecer aquel disco plagado de bangers que aún nos erizan la piel cuatro años después, es cierto que el contexto en el que salió, en plena pandemia, marcó nuestra experiencia y relación con aquellas canciones, magnificando, acaso, su impacto. “Radical Optimism”, así, lo tenía muy difícil para igualar tal proeza y, a todas luces está, no lo ha conseguido. Ninguno de los tres sencillos de adelanto ha funcionado particularmente bien en los charts, y tampoco es que Dua Lipa se haya mostrado muy activa en su promoción. No, al menos, hasta este fin de semana de lanzamiento, primero con su aparición en “Saturday Night Live”, algo criticada, por cierto, y luego con un concierto masivo, sorpresa y gratuito en Times Square (Nueva York). O quizá simplemente estamos ante un ‘sleeper’ y en cualquier momento canciones como “Houdini” o “Illusion” lo van a petar en las radios.
Pop anti confesional
Algunos expertos ya se han animado a apuntar uno de los motivos por los que podríamos estar ante un posible ‘flop’ y no es otro que la particular personalidad de Dua Lipa. La inglesa nada tiene que ver con la Ariana Grande o Taylor Swift de turno. Lo suyo, desde luego, no tiene nada que ver con el pop confesional. Sus canciones no son una ventana a la mente de la estrella pop, bastante reservada desde siempre en temas personales. No hay nada en sus letras que nos haga entender mejor a la artista, que en redes sociales ha mostrado una personalidad bastante discreta. No vamos a exagerar: de ella solo sabemos que le encanta irse de vacaciones y vivir bien, como tu influencer de Instagram de turno. Escuchando “Radical Optimism” lo único que sacamos en claro es que como el común de los mortales, ella también lo pasa fatal en asuntos del amor. O, como ella misma aseguró recientemente: “Quiero capturar la esencia de la juventud y la libertad y pasarlo bien y dejar que las cosas pasen, sea bueno o malo. No puedes cambiarlo. Tienes que amoldarte a los golpes que te da la vida”.
Brit, quizá, pero desde luego no rave
Muy al principio de la campaña promocional de “Radical Optimism”, Dua Lipa ofrecía una entrevista a Rolling Stone en la que hablaba de las influencias británicas del disco. En la conversación se citaban a artistas gigantes del britpop como Oasis y Blur, pero también el trip hop de Massive Attack, e incluso Moby, aunque no sea inglés, y la música rave en general. Ninguna de estas influencias había desfilado anteriormente por su discografía, así que había cierta expectativa por ver qué se iba a sacar de la chistera. Al final, no ha habido, por ejemplo, un sample del “I Wanna Be Adored” de The Stone Roses, ni una interpolación del “Girls And Boys” de Blur, sino más bien una influencia muy a vuelapluma a cierto tipo de música electrónica de los años noventa. Por momentos tiene esa elegancia de Moloko, un poquito de chill de Café Del Mar y un aire general un poco eurovisivo, para bien y para mal.
Todo lo psicodélico que puede ser un álbum pop mainstream
Lo que sí estaba claro es que Dua Lipa quería que “Radical Optimism” fuese un álbum psicodélico. Al menos, todo lo psicodélico que puede ser un disco de pop mainstream en 2024, claro está. Y aquí sí que diremos que, dadas las limitaciones, lo cumple de sobra. Para ello se quiso rodear de un artista con pedigrí psicodélico fuera de toda duda, así que llamó a un Kevin Parker (Tame Impala) cada vez más demandado, y le adjudicó un papel de protagonista al tocar la guitarra, el bajo, la batería, el teclado y los efectos en todas las canciones menos “Anything For Love” y “Maria”. En el disco hay solos alargados, outros, cambios de tempo, loops, efectos flanger, reverberaciones y demás trucos del género. Suena, en fin, como los ángeles y, si esto sirve para que el gran público descubra a The Flaming Lips, Mercury Rev o Animal Collective, bienvenido sea.
Mucho más que el álbum producido por Kevin Parker (Tame Impala)
Cuando hablamos de limitaciones, nos referimos a que aunque Dua Lipa contase para este disco con dos grandes referentes de la música alternativa como son Kevin Parker y Danny L Harle (PC Music, arquitecto del sonido de artistas como Charli XCX y la última Caroline Polachek), al final iba a tener que hacer concesiones. La hoja de créditos de “Radical Optimism”, al final, está tan poblada como el disco de pop de turno, y esto hace que todas esas buenas intenciones de dar con un sonido personal, diferente, acaban aguándose. Fiel a su filosofía anti featurings –bien por ella, todo sea dicho– no hay estrellas invitadas, pero sí productores de pata negra como Andrew Wyatt (Bruno Mars, Lorde, “Barbie”), Tobias Jesso Jr (Adele), Caroline Ailin (la mujer detrás de algunos de los grandes hits de Dua Lipa, pero también de Katy Perry y Ellie Goulding) o Julia Michaels (Britney Spears, Justin Bieber).
Foto: Tyrone Lebon
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