Entrevista a RIP Gang, desde la cima de la música urbana argentina

A finales de los 90 y principios del 2000, al caer la noche en las calles de Buenos Aires y sus suburbios, entre los escombros de una sociedad destruida por la crisis económica neoliberal, emergían desde las tinieblas los punks. Estaban por todos lados, como zombis por las calles. Su música enojada se escapaba de los auriculares del walkman. Con crestas en el pelo, tachas y pinches en sus chalecos denim, con frases como “no future” en la espalda, esa generación de jóvenes arrasados de esperanza es ahora adulta.

Tal vez aquellos ahora sean los padres y madres de otra generación que se siente de vuelta, sin futuro. Esos chicos y chicas que crecieron mirando MTV, consumiendo como caramelos las películas hollywoodienses de dibujitos y de terror, probando la calle mientras Argentina otra vez entraba en una crisis. Sin plata, pero con el teléfono en la mano, grabando, transmitiendo, sonando. Esa generación se prepara para celebrar su velorio una vez más, encima y debajo del escenario, mientras toca la RIP Gang.

“Safé de muchas cosas estoy como bendita / A veces sueño con la muerte y me decapita / Le doy una seca a eso y me deja frita / Tira una mirada y me pongo maldita”, canta Saramalacara en la canción “FOMO”, que hace junto a Muerejoven, dos de los integrantes del colectivo.

Vive rápido, rapea más. La narrativa es punk, el sonido es post-trap. La RIP Gang es un grupo de músicos y artistas superjóvenes de Argentina que también incluye a Dillom, Odd Mami, Ill Quentin, Broke Carrey y K4. Juntos, se organizaron alrededor de Bohemian Groove, un sello discográfico que funciona como productora de conciertos, de vídeos y plataforma para todo lo que quieran hacer.

Los integrantes de la segunda generación del trap argentino empezaron a consolidar sus carreras hace tan solo dos años, con Dillom como punta de lanza gracias a su disco “Post Mortem” (Bohemian Groove, 2021) y a las presentaciones agotadas en los teatros porteños. También por la eclosión de Saramalacara y sus colaboraciones transatlánticas con Rojuu o recientemente con rusowsky; la oscura exploración de Ill Quentin del abanico de rage beats en su último EP; la incursión de Muerejoven en el sonido Detroit –una de las tendencias dominantes del panorama hiphopero estadounidense actual– en “Términos & Condiciones” (Bohemian Groove, 2022); una vertiente más hardcore abanderada por K4; el desvío trazado por Odd Mami en “Mosaicos” (Bohemian Groove, 2022), de sonido más indie pop y alejado del ethos punk del colectivo; o la estancia reguetonera en el “Buenos Aires Motel” (Bohemian Groove, 2023) de Broke Carrey. Notable cosecha de trabajos en los últimos años para defender uno de los sellos discográficos más estimulantes del momento y apuntalar la huella del colectivo dentro del “movimiento” argentino.

En esta entrevista exclusiva, varios miembros de la RIP Gang intentan explicar qué les pasa con la muerte, con las visuales de película y con actuar en escenarios tan grandes.

Si viniera un marciano y se encontrara con ustedes, ¿cómo le explicarían qué es la RIP Gang?

IIl Quentin: Si viene un marciano le describiría a la RIP como un grupo de gente que quiere expresarse de la manera más representativa posible, con ganas de cambiar las cosas que ya están estipuladas.

Broke Carrey: Somos un grupo de amigos, de panas, que les gusta divertirse y hacer plata con la diversión. Creo que todos tenemos en común esto. No veíamos ninguna salida laboral que nos apasionase en el mundo ahí afuera y todos pensamos: “¿Qué pasa si vivimos de hacer lo que hacemos todos los días por diversión?”. Formamos un colectivo artístico que después se conformó en un sello discográfico, y lo primordial siempre es hacer lo que nos gusta y que todo el material que salga para fuera sea algo de lo que realmente estemos orgullosos y divertirnos haciéndolo. Por más que ahora somos superprofesionales, siempre lo que termina saliendo es un reflejo bastante cercano de lo que nos gusta.

Odd Mami: Creo que la forma de trabajo de la RIP es muy organizada, porque está bajo Bohemian Groove, que es el sello discográfico que armamos, sustentado cien por cien por la RIP Gang y armado desde la independencia. Cuando recién empezamos, la organización era un tema, porque éramos muchos y muchas y teníamos solo un mánager. Pero después, gracias al éxito, por así decirlo, pudimos formar Bohemian Groove y estamos firmados bajo nuestro propio sello.

¿Qué les pasa con la muerte? Toda su estética y su narración gira en torno a eso. ¿Qué les da?

III Quentin: Creo que el tema de la muerte se ve tan presente en todas nuestras obras porque somos una juventud que creció un poco mamando eso. Desde nuestros viejos, a principio de los 90 y 2000, son todo malas noticias. Y la visión para adelante no es muy positiva. Creo que es por eso, y esta es nuestra manera de expresarlo y narrarlo.

Broke Carrey: Desde mi punto de vista, creo que cuando empezamos la mayoría estábamos en un lugar bastante malo. En mi caso, depresión y eso. Y cuando uno está en eso siendo joven tiene la muerte muy presente, constantemente. En mi caso era todo el tiempo. Y eso se fue viendo reflejado en la música. Mi visión fue: “Vivo de esto o no vivo”. Esa era la visión del principio, ahora ya no es tan así porque a medida que fui viendo oportunidades y los frutos de mi trabajo pude ir saliendo de la depresión que tenía cuando era más joven. Y ahora estamos todos en un mejor lugar. Toda esa parte quedó impregnada en nuestro concepto, nos llamamos RIP Gang (risas) y creo que está buenísimo porque todos los seres conscientes humanos pensamos en la muerte. Somos un reflejo de todo eso y de las cosas que vivimos.

K4: No creo que la muerte sea algo que nos caracteriza a nosotros en particular, sino al humano en sí, por lo que nos atraviesa a todos. Y como nosotros tenemos una vía de comunicación artística que es la música, expresamos ese sentir que se nos levanta a todos en algún momento de nuestras vidas.

Se les llama la “segunda ola” de la música urbana argentina. ¿Qué les gustaría que heredara de ustedes la siguiente generación?

III Quentin: No sé si heredar… Siento que a mí me gusta mucho que los pibes más chicos que noto que me referencian absorben algo de mi estilo y lo llevan al suyo. Eso me encanta. Pero lo que sí me gustaría y lo que vengo tratando hace un tiempo es que las generaciones más chicas no sientan una pared y un rechazo de la gente que por ahí esté más plantada, como sí nos pasó un poco más a nosotros cuando éramos más chicos. Y eso hace que todo se vuelva un poco más cuesta arriba. Eso es lo que trato de evitar con las nuevas generaciones.

Broke Carrey: No es algo que haya pensado ni creo que lo pensemos mucho, pero por ahí algo que considero que está bueno de la RIP –y que se traslade a otros artistas en un futuro cercano– es lo de poner delante lo que te gusta, tus intereses reales, tus ideas. Que el producto sea lo más importante más allá de las individualidades, de la plata; cosas importantes también, pero nosotros terminamos poniendo delante la canción, el show, la portada. Igual no pienso mucho en eso porque, si no, perdés el foco si pensás en el futuro constantemente o en otras generaciones.

K4: Que dejen de manejarse con esos términos, que comprendan que no hay ni primera, ni segunda, ni tercera ola. Que cada uno es libre de hacer lo que quiera siempre y cuando sea fiel a sus emociones. Y que sean más egoístas con la música, capaz. Que piensen qué necesitan y qué les sirve para su música.

El cine y la música, en la RIP Gang, están íntimamente conectados. ¿Fantasean con hacer una película?

III Quentin: No puedo contar mucho. Sí puedo decir que el cine está muy metido en nuestras referencias en todo lo que hacemos. Y somos un grupo muy visual, que le pone mucha atención a eso y no sería una sorpresa si en un futuro hubiera un material de larga duración de la RIP.

Broke Carrey: Yo no estoy pensando en ninguna película, pero sí, la RIP está muy conectada con lo visual. O sea, la RIP es eso además de la música; es lo visual. Estaría bueno hacer una película cuando seamos viejos, ja.

La visión de ustedes es que son superjóvenes, superprofesionales y con una visión muy clara de lo que quieren conseguir, aunque no se sepa qué es. ¿Cuál es el plan real de la RIP Gang?

K4: Si todavía no se sabe qué es el plan de la RIP Gang, entonces dejemos que así siga siendo, ¿no?

III Quentin: Ser los dueños del mundo… Naaah… Pero sí dejar una huella, dejar marcado lo que estamos haciendo, dejar bien entendido en la historia que siempre hicimos lo que quisimos y de la manera más profesional posible, sacándole el jugo. Dejar resonando nuestra huella artística.

Broke Carrey: Creo que no hay ningún plan, que lo que nos distingue es que somos espontáneos, que hacemos lo que nos gusta y ya, que vivimos en el momento y hacemos lo que hacemos porque nos sale del culo, hablando mal y pronto. Si tuviésemos un gran plan todo eso no se notaría, se vería más forzado. El hecho de que no tengamos un plan es lo que nos hace lo que somos, no tenemos segundas intenciones más allá de lo que se ve. El gran plan es que no hay un gran plan.

Explotaron el Niceto Club bonaerense, acompañaron a Dillom en el festival Lollapalooza, y actuaron en el Primavera Sound Buenos Aires. ¿Qué les pasa cuando tocan en escenarios tan grandes?

Ill Quentin: Creo que cuando tocamos en escenarios grandes es cuando más “nosotros” nos sentimos. Eso no significa que es donde damos los mejores shows, porque la RIP siempre quiere dar los mejores shows incluso frente a quince personas. Pero sí, las grandes cantidades de gente guardan una energía que te la tiran cuando vos estás en el escenario, que un poco te obliga a devolverla performativamente hablando; ahí es cuando se ponen en juego las energías.

Broke Carrey: Salir al escenario con mis amigos es como salir a jugar un partido con los pibes en el barrio, así que nos divertimos. También es una celebración de que seguimos vivos, en la escena. Más allá de que todo el tiempo nos han puesto trabas por ser independientes, seguimos siendo superrelevantes en la escena argentina y eso es muy difícil.

Entrevista por Romina Zanellato