Los mejores discos de 2024
Repasamos los 20 mejores discos del año 2024: descubre nuestro repaso por los álbumes que han marcado el panorama musical de los últimos 12 meses.
20. Hinds – Viva Hinds
“Si la vida te da limones, haz limonada”, debieron pensar unas Hinds que hace año y medio tuvieron que sobrevivir a la marcha de su sección rítmica, Ade Martin (bajo) y Amber Grimbergen (batería). Tras buscar rápidamente sustitutas, se atrincheraron en dos casas de la Francia rural acompañadas por el productor Pete Robertson (Beabadoobee) y Tom Roach, ingeniero nominado a los Grammy, para dar con uno de esos discos de pop inmediato y atemporal con letras honestas, actitud descarada que se erige en definitiva como un cántico de guerra empoderado de resiliencia y supervivencia. Hinds, más en forma que nunca.
– Álvaro García Montoliu. Lee la crítica completa aquí
19. Jamie xx – In Waves
El genio musical detrás de The xx sacó, nueve años después, su segundo álbum, una carta de amor a diversas décadas de la música de baile británica. En “In Waves”, con una plétora de colaboradores que incluye The Avalanches, Robyn, Panda Bear, Honey Dijon y Kelsey Lu, Jamie trata de salir de su zona de confort –es decir, retraerse con sus auriculares para escuchar la música que crea a solas– para abrazar un espíritu más colaborativo, tanto en el estudio como en la pista de baile, donde estas canciones han servido como laboratorio para hacerle los ajustes pertinentes para acabar con el sonido bombástico que ahora nos llega.
– Álvaro García Montoliu. Lee la crítica completa aquí
18. Tyler, The Creator – CHROMAKOPIA
Tyler, The Creator ha sacudido 2024 con “CHROMAKOPIA”, su octavo álbum, que salió un lunes para desafiar todavía más los convencionalismos de la industria musical contemporánea, acostumbrada a publicar las novedades discográficas los viernes. “CHROMAKOPIA” es un álbum de madurez en el que el rapero aborda temas de crecimiento personal, reflexiones sobre su pasado y, en algunos momentos, busca reconciliarse con su identidad como personaje público. Además, continúa explorando las relaciones del rap con otros géneros musicales, y en este disco encontramos muchos acercamientos al soul, al jazz o al lo-fi.
– Marta España. Lee la crítica completa aquí
17. Kali Uchis – ORQUÍDEAS
Situada entre dos tierras, la estadounidense ha puesto por delante su mitad latina, sus orígenes colombianos y sus raíces latinoamericanas, pero sin dejar de bailar, siempre a su ritmo, entre los dos idiomas, los dos mundos. “ORQUÍDEAS” ahonda en esa faceta y, sin abandonar sonoridades claramente anglo, se sirve del drama, de la calentura latina, para construir su historia de romances extremos, sentimientos a flor de piel, amores tóxicos y mujeres empoderadas. Un álbum verdaderamente diferencial en su discografía, en el que además se abandona a sonidos más electrónicos, a beats más pegados al club y a modas derivadas de las formas modernas del house.
– Diego Rubio. Lee la crítica completa aquí
16. Alcalá Norte – Alcalá Norte
“La sangre del rico es pus, la vena del pobre derrama dinero/ Sangre del hijo de Dios, carga que carga borrego/ Y guarda el rico en la llaga del pobre su pesada billetera/ Y dice dar la limosna cuando eyacula sobre miseria”. Así comienza el álbum de debut de Alcalá Norte, un quinteto cuyo sonido post punk puede recordar a otros grupos, pero cuya actitud y sus letras son absolutamente únicas. Ajenos a postureos, son gente de barrio que se inspira en los lugares más insospechados: la cultura cañí, que sigue siendo hegemónica en este 2024 tan rancio y reaccionario, la serie “Cuéntame”, Marco Aurelio, Lacan y Jünger. La Marsellesa, el 20N y el mundial de Catar, pedidos de Glovo a camello, Goebbels, Stalin y, sobre todo, Dios. Todo ello atravesado con mucha escatología y por esa irreverencia que también se plasma en la forma de cantar de Álvaro Rivas.
– David Sequeda
15. The Cure – Songs of a Lost World
Nunca se han ido del todo, han seguido dando conciertos, pero The Cure debían desde hace tiempo (dieciséis años, para ser precisos) un nuevo disco de estudio; a ser posible, uno cercano en calidad a sus clásicos. “Songs Of A Lost World”, aparente primera parte de una trilogía, cumple con las mejores expectativas. Aunque unos dirán que el grupo no se desafía a sí mismo; otros, que solo están entregando una versión refinada y madura de lo que vienen haciendo toda la vida, y que la coherencia merece mejor reputación, y tendrán razón. Un disco que es algo así como la banda sonora de una vida, ¿un mundo?, en “declive inexorable”.
– Juan Manuel Freire. Lee la crítica completa aquí
14. Judeline – Bodhiria
La excitante propuesta de Lara Fernández Castrelo, alias Judeline, mezcla de pop, R&B, trap, flamenco y sonidos árabes, revela nuevos matices en un primer álbum de poderes extraños. “Bodhiria” nos lleva de viaje a otra dimensión, a una especie de limbo donde la realidad deja espacio al universo onírico de la artista gaditana, aquí apoyada con verdadera ambición por los productores Tuiste y Mayo. Escuchando el repertorio, son tentadoras (y, seamos sinceros, lógicas) las comparaciones con Rosalía, pero Judeline se erige también como una especie de Caroline Polachek andaluza, tanto por el eclecticismo de sus influencias como por esas melodías vocales a menudo serpenteantes, a veces con vistas a lo místico.
– Juan Manuel Freire. Lee la crítica completa aquí
13. The Smile – Wall of Eyes
No contentos con lanzar uno de los discos que han marcado el curso, The Smile ha ido un paso más allá y ha lanzado dos en un mismo año. Aunque fue el primero de ellos, el brillante “Wall of Eyes”, el que no deshabita los pabellones auditivos. Una vez más, una clase magistral de Thom Yorke, Jonny Greenwood y Tom Skinner en inflexiones melódicas, escalas progresivas y esas atmósferas empapadas de free jazz, rock progresivo y texturas experimentales. Su sabiduría para encajar todo en un magma sonoro que se expande con cada escucha está al alcance de aquellos músicos destinados a trascender su tiempo, como llevan haciendo el binomio Yorke y Greenwood con o sin el emblema de Radiohead.
– Marc Muñoz
12. Clairo – Charm
Tras los estilismos indie rock de “Immunity” (2019) y el giro rural de “Sling” (2021), este emblema pop de la Generación Z vuelve a cambiar de piel sónica en el encantador “Charm”, un tercer álbum en el que mira hacia el jazz, el soul y el folk psicodélico, resultado de una fértil colaboración con Leon Michels, miembro fundador (y antiguo saxofonista) de Sharon Jones And The Dap-Kings y líder del proyecto psych-soul El Michels Affair. En busca de un sonido cálido e incluso imperfecto, con permiso para el accidente, grabaron en directo en cinta analógica. Seguramente no habremos escuchado “Charm” hasta que lo escuchemos en su versión en vinilo, a ser posible en una copia ya pinchada varias veces.
– Juan Manuel Freire. Lee la crítica completa aquí
11. Magdalena Bay – Imaginal Disk
Además de servir de inspiración para el disfraz del pasado Halloween de Rosalía, el dúo de Miami Magdalena Bay combina el pop y lo avant-garde en “Imaginal Disk”, su segundo álbum. Sentando base en el synthpop, expanden los límites de su maximalista enfoque con cambios de tonalidad, narrativas grandiosas y melodías pegajosas. Inspirado en la metamorfosis, el disco aborda temas de conciencia a través de canciones eclécticas unidas por un aura psicodélica y teatral. Destacan los ganchos nostálgicos de los noventa y la energía experimental que define su sonido único. “Imaginal Disk” no solo es una evolución creativa, sino un manifiesto de lo extraño y maravilloso que puede ser el pop moderno.
– Álvaro García Montoliu
10. Billie Eilish – Hit Me Hard And Soft
Con su tercer álbum, Billie Eilish sigue labrándose un camino propio y personal en el marco del mainstream. De entrada, “Hit Me Hard And Soft” no es, como tantos blockbusters musicales de hoy en día, una descarga casi inasumible de canciones: solo 10 de ellas para un total de 43 minutos. A veces saca a relucir su tono más gamberro, y también hay espacio para la catarsis, pero la artista canta aquí sobre todo con una delicadeza extrema. Su voz es, a veces, casi una capa más en una producción ensoñadora pero con sutiles aristas, cargada de detalles electrónicos y apuntes de idiosincrasia. La magnífica “Blue” es una gran muestra de las grandes ambiciones sónicas de Billie y su hermano Finneas, su productor y ayudante en la composición.
– Juan Manuel Freire. Lee la crítica completa aquí
9. Fontaines D.C. – Romance
Con su cuarto álbum de estudio – y el primero en el prestigioso sello XL - Fontaines D.C. se han posicionado en las atalayas de la arena rock internacional, consiguiendo algo al alcance de muy pocos: crecer en adhesión popular sin perder su identidad. Con “Romance” sellan la madurez artística soñada con una colección de temas elevados por la producción de James Ford, la voz de Grian Chatten –alguien en su proceso de transformación en icono de la música popular– y las embestidas, algo más calmadas y elegantes que en anteriores ejercicios, de sus compañeros de banda. Temas como “Starburster” e “In The Modern World” se integran en el repertorio dorado de la banda de Dublín por vía express.
– Marc Muñoz
8. Nilüfer Yanya – My Method Actor
En su disco más redondo y cohesivo hasta la fecha, Yanya elucubra sobre un sophisti-pop curiosamente tenso, tan cerca de Everything But The Girl como de los engranajes rítmicos de Radiohead, pero absolutamente propio. Del brazo del productor Will Archer (y solo del suyo, en una colaboración intensa), arma un puñado de canciones sin mácula, a la vez experimentales y extremadamente pop, material de emisoras de éxitos en un mundo ideal: “Like I Say (I Runaway)”, “Method Actor”, “Ready for Sun (Touch)”… Sin palabras. Según la artista, el disco se centra en el tema de “entrar en una transición entre una parte de la vida y otra”. Pero no suena a transición, sino a artista llegando finalmente donde siempre quiso estar.
– Juan Manuel Freire
7. Cindy Lee – Diamond Jubilee
Con el indie regresando dramáticamente al cauce del underground tras más de una década de bonanza industrial y financiación de marcas, y en un año en el que hemos debatido hasta la saciedad sobre la muerte del periodismo musical a raíz de las turbulencias con Pitchfork en los cuarteles de Condé Nast, un disco como “Diamond Jubilee”, formalmente clásico en su rendición total a una hipnagogia sureña de pastores en motocicleta, que se sube sin anuncios a Youtube y gratis en Bandcamp y rechaza las plataformas de streaming y que se convierte en fenómeno de culto precisamente gracias al empuje de Pitchfork demuestra que sigue habiendo esperanza. Que se puede vivir al margen del sistema. Que el poder de la conversación sigue vigente, igual que el de la música atemporal.
– Diego Rubio
6. Jessica Pratt – Here in the Pitch
Esta cantante y compositora folk de San Francisco hace lo que casi nadie hoy en día: tomarse su tiempo. Así es como ha ido dando forma a discos impropios de este siglo, es decir, sin relleno, sin minutaje extra, sin rencillas, con la magia extraña de Linda Perhacs y una intuición melódica que en “Here in the Pitch” la hace colindar con el mismísimo Burt Bacharach. Abusamos quizá de la etiqueta “clásico instantáneo”, pero de verdad que este disco lo es: melodías perfectas, una instrumentación tan sutil como ingeniosa (atención a las aportaciones de Mauro Refosco (del supergrupo Atoms For Peace, por ejemplo), letras de cripticismo fascinante… No dura ni media hora, pero no se agota nunca.
– Juan Manuel Freire
5. Queridão – DJ Anderson do Paraíso
Formado en las fiestas callejeras del Baile do Serrão, en la favela más grande de Belo Horizonte, DJ Anderson do Paraíso ha sido a lo largo de la última década uno de los principales responsables de dar forma al funk mineiro, una versión sincrética de los estilos paulista y carioca desarrollado en la región de Minas Gerais, en la Brasil interior, pero más desnuda, minimalista y ralentizada. “Queridão” sirve, por fin, como blueprint para el género, prácticamente el manifiesto de un sonido oscuro y tenebroso que prefiere el misterio y la evocación a la fiebre física y que pone en colisión beats diluidos y mercúricos con percusiones afiladas, fraseos entre lo seductor y lo cannábico e instrumentos de cámara. La catedral gótica del funk brasileño.
– Diego Rubio
4. Kendrick Lamar – GNX
Sin previo aviso, Kendrick Lamar lanzó su nuevo álbum, “GNX”, con el que consolida su lugar como una fuerza imparable que redefine constantemente los límites del rap. Con una narrativa más cruda y visceral, un homenaje explícito a la cultura automovilística y la conexión con las raíces de la Costa Oeste, Lamar se posiciona como el puente entre el legado del pasado y el futuro del rap. El sonido hyphy marca una dirección más agresiva y directa para Lamar, quien en esta ocasión deja a un lado su lirismo conceptual y opta por una narrativa más cruda y visceral, llena de canciones diseñadas para ser éxitos en clubes.
– Álvaro García Montoliu. Lee la crítica completa aquí
3. Viva Belgrado – Cancionero de los cielos
Cuando Viva Belgrado publicaron “Bellavista” (2020), en plena pandemia, muchos de sus seguidores pensaron que habían alcanzado su peak. Otros tantos, fliparon en colores al ver que la banda hardcore por excelencia se acercaba al lo-fi y lo urbano. Se sabía que “Cancionero de los cielos”, previamente a su publicación, iba a ser analizado con lupa por ser el LP posterior a alcanzar una pequeña cima. Con este, sin embargo, pasó una cosa preciosa e insólita, de las que pocas veces se ven: la montaña de Viva Belgrado era todavía más grande, y la habían seguido escalando. El cuarto disco de los cordobeses es una construcción emo sobre la crisis de los treinta, la autocrítica y el desencanto con su propia escena. Juegan con el shoegaze, el flamenco y otros sonidos asociados a la soledad (un poco otakus, casi hikikomoris). En este no dejan títere con cabeza, pero se sobreponen a la pena que sienten, sobre todo, por ellos mismos: por encima está el cielo, que guía todo el trabajo. Una obra conceptual sobre el hastío social de los que comparten generación con ellos.
– Marta España
2. Vampire Weekend – Only God Was Above Us
La banda neoyorquina ha vuelto al ruedo discográfico por todo lo alto con “Only God Was Above Us”, álbum en el que buscan nuevos horizontes sónicos a la vez que se citan a sí mismos de forma clara y ahondan con un mayor carácter reflexivo en la mediana edad. El cantante y guitarrista Ezra Koenig y los dos Chris, el batería Thomson y el bajista Baio, se han decidido aquí a abrazar como nunca lo ruidoso y lo experimental, alejándose ya por completo de la depuración de sus primeras grabaciones. Suenan a Vampire Weekend, pero, con ayuda del productor Ariel Rechtshaid, logran evitar el déjà vu y recordar que son una banda viva. Por otro lado, este afán de riesgo no significa el anunciado tránsito al raga, o los esquemas melódicos sobre los cuales se improvisa en la música clásica india. Igual Koenig aprovecha en otro momento la clase que tomó en el Japón rural con el compositor minimalista Terry Riley, el autor de la histórica pieza “In C”.
– Juan Manuel Freire. Lee la crítica completa aquí
1. Charli xcx – Brat
Aunque la industria musical le fue esquiva a mitades de la década pasada, desde más o menos “Pop 2” (2017), la fama e influencia de Charli xcx en el pop no ha hecho más que crecer disco a disco. Su anterior trabajo, “Crash” (2022), no fue quizá el que mejor recepción obtuvo –también es cierto que veníamos de aquella obra maestra en cuarentena que fue “How I’m Feeling Now?” (2020)– pero el hype en torno a su álbum de este año alcanzó extremos realmente absurdos. Después de la histeria colectiva generada por singles previos que confirmaban la apuesta intransigente en favor de la pista de baile, de una Boiler Room para la historia, de un videoclip, el de “360”, hito de la cultura pop, y de una doble actuación en Primavera Sound sencillamente icónica, llegó “Brat”. En él, la británica se rodea de la flor y nata de la electrónica avanzada –A.G. Cook, Hudson Mohawke, El Guincho, Gesaffelstein– para escribir una carta de amor al dance de los dosmiles, aquella época que la vio crecer como artista cuando compartía maquetas rave rudimentarias hechas con un teclado Yamaha y una actitud insolente, esa misma que da nombre a este nuevo trabajo. El mejor álbum del año, un raro disco de pop mainstream que confirma las altísimas expectativas depositadas en él y en el que la artista cumple al dedillo todo lo que prometió que iba a ofrecer con él.
– Álvaro García Montoliu. Lee la crítica completa aquí
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