THE WEEKND

“Hurry Up Tomorrow”: el regreso (y quizá adiós) de The Weeknd

Analizamos en 5 claves “Hurry Up Tomorrow”, el que podría ser el último disco de un proyecto emblemático


| Por Juan Manuel Freire

Originalmente previsto para el 24 de enero, el lanzamiento del último disco de Abel Tesfaye fue pospuesto al día 31 en señal de respeto por los afectados por los incendios de Los Ángeles. Desde el viernes podemos sumergirnos en su denso repertorio (22 cortes, 84 minutos), chequear la química del artista con sus numerosos invitados o saber qué clase de asuntos existenciales han cruzado últimamente la cabeza de este explorador del R&B-pop.

1. Disco de ¿despedida?

Según ha sugerido Tesfaye en entrevistas, este podría ser su último disco, o al menos el último que grabe bajo el nombre de The Weeknd. Y parece ir en serio. Por un lado, está la generosidad del metraje: el disco tiene 22 cortes; y aunque no todos ellos sean canciones, sigue durando 84 minutos. Y además, hablamos de un disco de concepto en toda regla, uno marcado por la muerte incluso más de lo habitual en el autor de “After Hours” (2020).

Completará el suntuoso proyecto la película de igual nombre que, en principio, llegará a cines este mismo año, al menos en Estados Unidos. Según fuentes de 'The Hollywood Reporter', en julio de 2024 la película llevaba un año parada en posproducción y los posibles distribuidores no se la rifaban; al final se animó Lionsgate. Tras el descalabro de la serie “The Idol”, ¿estaremos ante un nuevo resbalón de Tesfaye en el campo del audiovisual? Confiemos en la buena mano del director Trey Edward Shults (“Llega de noche”) y el carisma de compañeros de reparto de Abel como Jenna Ortega y Barry Keoghan.


2. Sin bangers claros

Lo primero que oímos en el disco resulta, desde luego, muy cinematográfico: “Wake Me Up” arranca con un sample del tema principal de “El precio del poder”, obra de Giorgio Moroder. Como ejerciendo de bisagra entre el alucinado “Dawn FM” (2022) y “Hurry Up Tomorrow”, este corte inicial cuenta con producción de OPN, pero mandan la rítmica y suntuosidad disco-funk provistas por Justice. Lo que sigue es, en general, mucho más denso y arrastrado. “Baptized In Fear” suena un poco a apropiación slowed down de los Depeche Mode de “Violator” (1990).

No hay bangers synthpop del potencial comercial de “Blinding Lights”, pero se acerca peligrosamente a ello la trance “Open Hearts”, producida por Tesfaye con Max Martin y Oscar Holter, como el aquí ausente single “Dancing In The Flames”. También suben un poco los BPMs en “Given Up On Me”, pero es algo muy temporal: el corte se vuelve más sereno hacia la mitad de trayecto, como abriendo el paso a la soul “I Can’t Wait To Get There”. Para Tesfaye, la forma de decir adiós es replegándose en la melancolía.


3. Invitados al servicio de una visión

Aunque el disco cuenta con grandes invitados, rara vez esas presencias comen protagonismo al actor principal o desdibujan un marco sónico general de synthpop nocturno, glamuroso y, como siempre, algo paranoide. La mayor sacudida las proveen, quizá, Anitta y Plaiboy Carti en, respectivamente, “São Paulo”, una salvaje inyección de funk brasileño, y la trap “Timeless”, uno de los cortes más memorables, aunque el pasado septiembre no pareciera el single más obvio del mundo.

A la siempre torrencial Florence And The Machine apenas se la oye haciendo coros en “Reflections Laughing”, en la que, además, Travis Scott se queda la segunda estrofa y Chxrry22 deja un mensaje de preocupación en el buzón de voz. También el featuring de Lana Del Rey en “The Abyss” sabe a oportunidad desaprovechada. Algo más explotado está Future, en modo cantante, en “Enjoy The Show”, canción con componente retrospectivo: el primer verso de Nayvadius es, sin más, “I can’t feel my face anymore”. Moroder está irreconocible bajo el disfraz del vocoder en “Big Sleep”, tema basado inicialmente en una variación de su tema principal para “El expreso de medianoche” (1978).


4. Muerte y enfermedad

A nivel de letras, la muerte lo invade todo desde el principio. “Nada de más allá, nada de otro lado/ Estoy completamente solo cuando llega el fundido a negro”, canta Tesfaye en “Wake Me Up”. En el corte titular pide perdón a su madre y reza para poder ver el cielo en su último respiro: “Quiero el cielo cuando muera/ Quiero cambiar/ No quiero el dolor nunca más”. Pero este es también un disco (otro más en una larga lista reciente) sobre los problemas de ser una estrella global saturada de atenciones y dinero, mucho dinero. Es mala amante la fama, como él mismo cantaba en “La fama” de Rosalía.

“No quiero hacerte perder el tiempo/ Solo quiero sentir el aire en mi cuerpo/ Y bajo la ventana, no creo que vaya a ser nunca tan feliz/ Ya sabes que me gusta la autonomía/ Porque la fama es una enfermedad”, canta en “Drive”. Es fácil apreciar cierta desconexión del mundo real. Mientras Tesfaye se queja de vivir en un “ático que es una prisión” (“Cry For Me”), otros muchos tienen problemas para encontrar un pequeño primero o entresuelo que alquilar en su propia ciudad.


5. La parte visual

Como señalaba Tom Breihan en Stereogum, la portada de “Hurry Up Tomorrow” es “puro A24”; podríamos hablar de una especie de concentrado de la ansiedad de “Diamantes en bruto” y la verticalidad de algunas líneas del póster de “The Brutalist”. Aunque, ¿de qué hablamos cuando hablamos de su portada? El primer prensado traía una diferente, esa en la que Tesfaye miraba a cámara como a punto de llorar. Y entre octubre y diciembre se pudieron hacer preorders del vinilo con portadas que usaban obras de Jean-Michel Basquiat, Frank Miller, Hajime Sorayama y Harmony Korine.

Su recién anunciada gira de estadios por Estados Unidos promete bastante, si nos atenemos a lo visto estos días en televisión. The Weeknd se marcó un gran “Open Hearts” en “Jimmy Kimmel Live!” cual jawa de la saga “Star Wars” e hizo un triunfal regreso a los Grammy para interpretar “Cry For Me” y “Timeless” junto a una tropa de misteriosos bailarines en bodies de cuerpo completo. Caza los fragmentos de esto último como puedas.



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