GANGES apunta al cielo con su nuevo disco, “SORA”
Entrevistamos a la artista española por su cuarto álbum
Con nombre de río, GANGES, el proyecto musical de Teresa Gutiérrez (Santander, 1990), ha ido fluyendo en el último lustro por los cauces de la escena indie nacional, hasta desembocar con “SORA”, su cuarto largo de estudio –publicado el viernes pasado, 11 de octubre–, en un mar de nuevos sonidos, más electrónicos, más líquidos, más rítmicos… Más nocturnos, también, con una luna azulada reflejándose en el oleaje a modo de imagen ideal para los créditos de tu anime favorito. Parece el devenir natural de un proyecto que, cantando en nuestra lengua, mira a ese cielo global bajo el que hoy en día todos sentimos y escuchamos. De Santander a Japón, de 2024 a la nostalgia de principios de siglo. Coincidiendo con el lanzamiento del álbum, la cantante, pianista, productora y compositora responde a las preguntas que le mandamos, ahondando en su madurez artística, diarios íntimos y animes para ver con amigos, amar en tiempos de scroll, humor y vulnerabilidad… Todo ello tiene cabida en el mundo de GANGES.
¿Cómo has vivido el roll-out de “SORA”? Por cómo has ido anunciando cada nuevo adelanto tengo la sensación de que realmente es tu trabajo más importante hasta la fecha. ¿Lo sientes así?
Desde luego. Creo que yo lo he sentido así, y la gente lo ha recibido así. Es el trabajo más “maduro” artísticamente hablando hasta la fecha, y tanto los lanzamientos, la planificación, etc., ha estado más cuidada que nunca.
Me encanta ese concepto que has comentado a propósito del disco: “He hecho un disco de intros de anime pero a mi manera. Para escuchar por la noche dentro de un sitio oscuro pero con luces (azules), lleno de amigos. Un poco triste”. En este sentido, ¿cómo casas el imaginario del anime con el mundo de la noche?
Quizá es algo que a priori no pega mucho (¿o sí?) pero de eso se tratan los discos, los proyectos, las marcas. De asociar unas ideas a tu arte, a tu producto... Si quiero que se sienta un disco nocturno con anime, haciendo una extraña fusión de Harajuku con estética trash 2000 y pop electrónico, hay que plantearlo así a través del sonido, del imaginario, de los videoclips, las portadas, canvas... todas las herramientas que tienes a tu alcance para crear ese universo alrededor del disco. Y me parece una de las partes más divertidas.
Además de esta idea, al disco le añades una capa muy costumbrista a través de las letras. Me hizo mucha gracia un post en que decías que ver los vídeos de Emma Chamberlain te daba paz… Yo los descubrí este verano (lo sé, voy tardísimo) y me flipa el modo en que retrata su día a día, con cosas más excepcionales y otras más ordinarias pero siempre con una cierta poética… Un diario personal, al fin y al cabo. Al final, salvando las distancias, tu disco se siente un poco también como un repaso de tus pensamientos diarios. ¿Lo ves así?
No sabes lo feliz que me hace que hayas descubierto a Emma Chamberlain, carne de mejor amiga en potencia. Es alucinante que viva la vida de tus sueños, llena de viajes, desfiles, fiestas, restaurantes..., y aún así consigue que la sientas tan cercana. Creo que cuando hablas con ese código de sarcasmo y humor, la gente conecta rápidamente. Yo antes hacía música donde no dejaba ver nada mi personalidad, y notaba que llegaba muchísimo menos. En parte es porque me daba miedo. Y tampoco es que haga falta abrirse en canal, en realidad, muchas de mis canciones hablan desde experiencias ajenas o directamente son fantasías. Pero el modo en que te expresas, lo que cuentas… definitivamente, marca la diferencia. Por eso, hablar desde el punto de vista de una chica de mi edad, de mis circunstancias, de mi ciudad..., simplemente, a veces es eso lo que conecta y punto. Probablemente, Emma Chamberlain haría buenas letras.
Siento que muchas de las letras son como estampitas de una relación sentimental, pero no tanto de los momentos más emocionantes, sino más de esos de pausa o de impasse, que son en los que realmente quizá uno se empieza a comer la cabeza… ¿Cómo crees que vivimos las relaciones afectivas en 2024? ¿Crees que hay mucha diferencia con, por ejemplo, hace 15 años, cuando las redes no estaban tan presentes en nuestro modo de relacionarnos?
Lo que veo a mi alrededor es que cuesta tener, en general, relaciones largas. ¿Quizá ha ido empeorando con los años? ¿La gente se aburre antes? Tal vez. Igual que cada vez las canciones son más cortas. Y los videos de TikTok de 30 segundos se nos hacen largos. A veces, me apetece ver romances literarios... de estos eternos, apasionados, locos, dramáticos, donde te rajabas las vestiduras cuando se separan... A ver, entiéndeme. Que no se mate nadie tampoco. Pero no sé, creo que el miedo, la exposición, la rapidez, nos ha hecho menos románticos.
En “Un llavero”, por ejemplo, abordas la idea del amor visto con el paso del tiempo. Hay un desencanto ahí, ¿no? Al menos en frases como “me duele estar en el mismo lugar donde te compré un llavero”.
Sí, MUCHO desencanto. Es verdad que, aunque en la pregunta anterior hago una oda al amor, no hay que confundirlo con la parte de enamoramiento, donde los defectos se atenúan visiblemente, o incluso desaparecen. A partir de los dos años (más o menos), empiezas a ver si realmente eres compatible o si era algo transitorio, como en el ejemplo de “Un llavero”. Me parece divertido retratar ese momento, porque es como volver a la realidad de un feliz viaje de LSD.
Abres el disco diciendo que “ahora mismo solo existo al mirarte” en “Mirarte” y terminas con un “ya no me duele estar sin ti” en “TECHNO TRISTE”, el penúltimo track antes de esa especie de balada etérea del final. Hay un arco emocional bastante radical de una frase a la otra. ¿Qué camino dirías que recorres durante el disco para empezar en una y terminar en la otra?
La decisión de colocar una al inicio y otra al final viene por motivos de musicalidad y sonido –“Mirarte” la veo una manera perfecta de empezar el disco, y “Para los 2” de despedirse, como cuando te vas a dormir y te echas el edredón encima–, pero es una bonita casualidad que sea como dices. Me hace gracia porque puedes encontrar dentro del disco frases como “no lo quiero hacer si no estoy contigo” y a continuación “Igual hemos roto y no me he enterado”. Hay para todos.
De hecho, ese final me hace pensar en esa libertad que evoca la imagen del cielo abierto a la que apelas con el título de “SORA”. Háblanos un poco más sobre su significado.
“Sora” significa, como bien dices, cielo y vacío. En el disco prima el azul, y junto a Pau Corea, intentamos hacer el ejercicio de “vaciar” las producciones para dar hueco a cada sonido, cada arreglo. Además SORA es un nombre japonés unisex, un personaje ficticio que he dibujado en las portadas de los singles. También me gustaba escrito, como en el caso de GANGES. Tomo muchas decisiones en función de cómo funciona visualmente, si me gusta verlo.
Hay también una cierta pátina de humor en algunas letras que le quita solemnidad al conjunto. ¿Es una forma de equilibrar tu cara más vulnerable, de restarle carga dramática?
Más bien al revés. A veces tengo la impresión de que cuando no hablas desde un lugar de tanta gravedad, los mensajes trascienden más. La amargura y el humor no están nada reñidos, al margen de lo que pueda parecer. Reirse un poco de ti, de la situación, a veces lo convierte en algo, paradójicamente, más dramático. O por lo menos, esa es mi experiencia.
Tirando del hilo costumbrista, “Fotolog Nostalgia” está llena de referencias a la cultura popular de la segunda mitad de la década de los dosmil, recordada desde la perspectiva romántica de alguien que vivió su adolescencia durante esos años. ¿Sientes que la nostalgia puede ser un arma de doble filo?
La nostalgia acabará con nosotros. Jajaja, es broma. Pero es peligroso bucear demasiado en ella. Yo la tengo ahí controlada por si las moscas.
Musicalmente, sin ser tampoco un cambio radical en tu sonido, sí se percibe una intención más nocturna en tanto que la electrónica cobra más protagonismo que en trabajos anteriores. ¿De dónde surge esa apuesta por buscar algo más oscuro?
Mis referencias han ido cambiando, y yo con ellas. Quería hacer algo que pudiera estar en mis playlist de referencia. Con Dani Bearoid, que ha participado como productor en bastantes canciones del disco, le teníamos muy pillado el punto a un tipo de producción que funcionaba muy bien, pero desde hace unos años, sentía que (quizá precisamente por eso de que funcionaba bien), me había anclado en ese tipo de sonido.
¿Cómo ha sido el proceso de producción junto a Pau Corea? Te lo pregunto más en un sentido de búsqueda creativa. Es decir, ¿tú tenías esta idea de las intros de anime y lo de irte a algo más nocturno y a partir de eso creáis el sonido del disco?
Esa playlist de referencia de la que te hablo en la pregunta anterior era una especie de Pinterest/moodboard sobre la que trabajamos. A Pau le encanta ese rollo y nos pusimos manos a la obra. Pero de querer a hacer, hay un camino. Al final, yo nunca me había visto en esa tesitura y tenía problemas de “maquetitis” constante. Se me hizo poco complicado salir de ese sonido 2020 que me había funcionado muy bien. Pau hizo un buen trabajo empujándome en ese camino y obligándome a cumplir con las expectativas de sonar a lo que queríamos sonar. Muchas canciones, como te decía antes, han pasado también por las manos de Dani Bearoid. Es un lujo pensar que algunas canciones han tenido tres fases de producción: la mía, la de Dani, y la de Pau. Tener sus talentosas mentes participando para mí es una suerte porque en la canción se han quedado muy buenas ideas.
La inserción del drum’n’bass y su aceleración en muchos de los temas me parece clave. Creo que es lo que hace que el disco gane mucho en dinamismo, que realmente te lleve a ese club nocturno azulado. ¿Te has sentido influenciada por el boom que tuvo este género electrónico recientemente?
Es verdad que Pau y yo sabíamos que el drum’n’bass se había puesto muy de moda e intentamos sonar a eso pero sin ser exactamente eso, buscando otras maneras, haciendo beats que tenían esa misma esencia pero que estrictamente no podías decir que fueran drum’n’bass. Queríamos esa energía, pero no calcar algo que ya estaba muy hecho. Dicho esto, que sea exactamente eso o no, es algo un poco de frikis-de-música-puretas, si suena a eso, pues suena a eso. Pero bueno, respondiendo a tu pregunta, supongo que sí me he visto influenciada. Jajaja
En mi cabeza, muchas de las canciones suenan un poco como a NewJeans con la energía y la intimidad de una cantautora indie… Creo que esta percepción indica también un poco el momento musical que vivimos, con influencias globales pero también tratando de anclar las cosas a una escala más local. ¿Te ves reflejada en esta idea?
Amo a NewJeans, qué gusto que las hayas sacado a colación. Sí, y es muy divertido. Como todo está conectado, mientras te mueves en eventos, conciertos, circuitos de tu ciudad; vas al estudio con NewJeans de referencia.
El disco también tiene sus momentos de bajón, como toda sesión que se precie. Más allá del arco que trazas en las letras, ¿a nivel sonoro cómo has planteado la secuenciación?
El orden de las canciones ha surgido casi solo, de manera natural. Dentro de mi cabeza, más o menos tenían sentido que se colocasen así, pero no atienden a un camino específico, es lo que me pedía el cuerpo, sin más.
En este sentido, ¿cómo funciona en el conjunto “Shycore”, esa pieza instrumental de piano? Situada justo en medio del disco, la veo como un interludio más que otra cosa, pero dime cómo la ves tú a nivel emocional: ¿es un momento de paz, de bajón, de duelo incluso?
Siempre había querido tener un interludio instrumental que tuviera motivos musicales que aparecen en otras canciones. Una especie de descansito a mitad del disco para cerrar los ojos y tomar aire.
El final de ese tema coge una entidad muy cinematográfica… Te he escuchado alabar la obra de Joe Hisaishi, el compositor habitual de las películas de Hayao Miyazaki. Como pianista, productora y compositora que eres, ¿te verías cogiendo las riendas de una banda sonora?
¡¡¡Uno de mis sueños!!! SIN DUDA. De hecho, hace poco tuve el placer de hacer la música de unos dibujos animados infantiles de la productora de una amiga, y estoy deseando que salga. Además de haberlo pasado maravillosamente haciéndolo, creo sinceramente que quedó precioso. Ojalá pueda hacer más en el futuro :)
Es indudable la importancia de tu mundo estético en tu proyecto. Todas las portadas de los singles de “SORA”, por ejemplo, son dibujos hechos por ti con estilo de manga. ¿Cómo crees que se plasma tu imaginario visual en tu música, y viceversa?
A mi me gusta pensar que cuando ves la portada, y escuchas la canción, tiene sentido. Y si no lo tiene para alguien, intento construirlo relacionándolo. Como he dibujado mucho manga en mi vida, este disco me pareció una oportunidad perfecta para incluirlo porque me encajaba mucho con la música que quería hacer. Así que junto a Juanjo Marbai, que hace siempre toda la parte visual del proyecto mano a mano conmigo, ensuciamos los diseños para que fueran “feos” y los utilizamos para representar visualmente las nuevas canciones.
¿Qué proyectos musicales de ahora en España ves que están en tú misma onda estilística?
Es una pregunta complicada. Quizá es mejor me lo digas tú, o la gente desde fuera con una visión más objetiva. Es que tu versión de ti misma y de tu música a veces no suele ser muy fiel a la realidad (al menos en mi caso); es una perspectiva corrupta, así que seguramente diga alguien y patine.
En “SORA” no hay ninguna colaboración. Parece una razón lógica en un disco que se nota muy personal. ¿Es así o quizá sí te hubiese gustado contar con algún artista invitado en particular?
He colaborado mucho con otros artistas en el pasado y este disco está bien que sea así, solo mío. Pero tampoco es que estuviese cerradísimo.
Teloneaste a Russian Red en su última gira. ¿Cómo fue esa experiencia?
Russian Red marcó mi generación, así que te puedes imaginar la ilusión que me hizo. Me siento muy afortunada. Las giras son algo que te marcan, porque vives muchas cosas, es muy emocionante. Ha sido una experiencia preciosa, y había muy buen rollo con toda la banda.
Y ya en solitario, estrenaste nuevo directo en el pasado festival Cruïlla y en agosto tocaste en México. También has comentado que el disco está muy pensado para hacerlo en concierto. ¿Qué puedes contarnos del show que acompaña a “SORA”?
Pues ahora quizá está más cerca que antes de ser una “sesión”, está todo más medido, y hay más “juguetitos”, por así decirlo. Antes solo me acompañaba Paula de Mira Paula, que es como mi hermana, y ahora también me acompaña Brenda Sayuri, que viene de un mundo más nocturno y electrónico, y creo que ha sido la adquisición perfecta para hacer el directo que quiero. Me siento rodeada de talento y buen rollo.
Para terminar. ¿Cómo ves tu evolución desde que empezaste el proyecto de GANGES, tanto a nivel musical, creativo, como a nivel industria?
Creo que mi evolución ha sido lenta pero nunca pausada y siempre hacia arriba. Parece que en esta época de instantaneidad esto está penalizado, pero cada uno tiene su camino y sus tiempos, y hay muchos ejemplos de proyectos que han ido sin prisa pero sin pausa. Ahora mismo estoy super satisfecha porque siento que en cuanto a producción, directo, diseño, creatividad, etc., el proyecto está en su nivel más alto.
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