Bad Bunny

“DeBÍ TiRAR MáS FOToS” es la oda a Puerto Rico de Bad Bunny

La superestrella puertorriqueña descorcha el 2025 con su nuevo álbum

| Por Anton Casas

El primer gran lanzamiento del año no se ha hecho esperar. En la vigilia del día Día de Reyes ya podíamos escuchar el nuevo disco de Bad Bunny, “DeBÍ TiRAR MáS FOToS”, su sexto álbum de estudio. Un homenaje emocional y emocionante a su tierra, Puerto Rico, que le sirve tanto para festejar su riqueza musical como para usar su altavoz como artista a modo reivindicativo. Un reflejo sonoro de su pueblo que ya apunta a otro hito para Bad Bunny. Analizamos el disco en cuatro claves.

1. Carta de amor a Puerto Rico

Cuando eres una estrella del calibre de Bad Bunny es fácil perderse en las vanidades de la fama, olvidar de dónde vienes. Pero si algo ha tenido claro Benito Antonio Martínez Ocasio a lo largo de su carrera son sus raíces, tanto personales como musicales. “DeBÍ TiRAR MáS FOToS” es la máxima expresión de esto, erigiéndose como la obra en la que más importancia conceptual tiene su patria, Puerto Rico, sus habitantes y la diáspora boricua en Estados Unidos, así como su propia identidad: su cultura y sus vivencias van aquí de la mano. Un nuevo paso en su carrera con el que seguir forjando su propia leyenda. Son este tipo de discos, al fin y al cabo, los que crean los mitos modernos, ya que no hablan desde esa individualidad turbocapitalista tan propia de estos tiempos, sino desde un sentimiento colectivo. Bad Bunny seguirá siendo un ídolo de masas, claro, pero aquí también parece querer apuntar hacia la idea de que, después de todo, él es hijo de una cultura, que solo es uno más dentro de su comunidad.

2. Ópera boricua

Musicalmente, todo esto se traduce en una estimulante amalgama de sonidos tradicionales de la isla caribeña. Tras el anterior “nadie sabe lo que va a pasar mañana” (2023), un disco en el que Benito ponía el acento en sus orígenes como rey del trap latino, este nuevo trabajo supone un regreso al reguetón, al perreo puro, pero Bad Bunny, como suele ser habitual, trata de experimentar y llevar la música de su tierra hacia nuevos terrenos o, en cualquier caso, “rescatar” y reivindicar otros géneros con los que han bailado las generaciones de puertorriqueños que le precedieron.

Los ritmos salseros se retuercen ya desde la inicial “NUEVAYoL”, agarrados al dembow y mirando de reojo al house, mientras que en la genial “BAILE INoLVIDABLE” parece querer proponer algo así como una salsa de ambiciones sintéticas épicas. Emoción al límite, cómo debe ser. Es el patio musical de Bad Bunny, su playa sonora, así que, evidentemente, el Conejo Malo hace lo que le da la gana. En “EL CLúB” la plena, uno de los ritmos de guitarra más antiguos de Puerto Rico, se fusiona con un house hipervitaminado, construyendo un puente sonoro entre el pasado y un presente musical cada vez más líquido en el que Bad Bunny sigue demostrando que se mueve como pez en el agua. En “CAFé CON RON”, aupado por la colaboración con Los Pleneros de la Cresta, y en “PIToRRO DE COCO”, back to back, rinde su particular homenaje al jíbaro afrocaribeño de los años cuarenta y cincuenta. Con sus fieles escuderos sonoros Tainy, La Paciencia o MAG en tareas de producción –magistrales pátinas electrónicas marca de la casa–, una gran cantidad de instrumentación en vivo, y rodeándose de artistas y bandas de Puerto Rico como Chuwi, Dei V, Omar Courtz, o RaiNao, Bad Bunny apunta hacia lo local, hacia los sonidos caribeños que le han mecido desde niño, para construir una ópera boricua de alcance global.


3. Capturas nostálgicas

Esto es un disco de Bad Bunny, así que por supuesto sigue habiendo nocturnidad, vacile, desamor. A lo largo de 17 canciones –el disco rebasa la hora de duración– se suceden las instantáneas vitales de Benito, tanto los recuerdos atados emocionalmente a la isla como las inquietudes amorosas que pasan por su cabeza. Todo tiene un poso muy nostálgico, con “BOKeTE” o “TURiSTA” abriéndose como dos estampas íntimas del galán. Canciones que exploran la pérdida de un amor así como la necesidad de apreciar cada momento, de, tal y cómo indica el título del disco, guardar cada recuerdo, cada fotografía mental como si fuera un tesoro. A sus 30 años, Bad Bunny parece reordenar sus prioridades: “Ya no estamo’ pa’ la movie’ y las cadena / ’Tamos pa’ las cosa’ que valgan la pena”, asegura en la titular “DtMF”. Y lo que vale la pena, lo tiene muy claro: sus seres queridos y su isla.

Esto resuena en el cortometraje que Bad Bunny publicó justo antes del lanzamiento del disco. En este, el veterano cineasta puertorriqueño Jacobo Morales interpreta a un hombre mayor reflexionando sobre su vida en la isla mientras muestra sus fotos a un sapo concho –una especie autóctona– animado, lamentándose por no haber vivido y amado más cuando pudo, o por no haber capturado en fotografías todos los recuerdos de cosas que pasaron.


4. El Conejo Reivindicativo

Bad Bunny no es ajeno a denunciar algunas de las injusticias sociales que vive su nación, ya sea participando en las protestas de 2019 contra el gobierno de Ricardo Rosselló o a través de su arte: los ejemplos más notables son el videoclip de “El Apagón”, con el que criticaba la privatización de la energía eléctrica y los desalojos forzados en la isla, y la reciente “Una Velita”, canción en la que recordaba los desastres provocados en 2017 por el huracán María y sus consecuencias todavía a día de hoy en los habitantes de Puerto Rico. En los visualizers de YouTube que ilustran las canciones de este nuevo álbum se incluyen algunos datos con los que dar a conocer la historia de la resistencia puertorriqueña, desde la insurrección contra la colonia española hasta las crisis actuales.

En el mencionado cortometraje que acompaña “DeBÍ TiRAR MáS FOToS”, se expone la preocupación por la llegada de la gentrificación a la isla, bajo su estatus político como territorio estadounidense, con el miedo a llegar a ver un futuro Puerto Rico en el que ya no vivan puertorriqueños, forzados a irse de sus casas por unos precios del habitaje inasumibles para la mayoría de la población. Un Puerto Rico en el que el español con acento boricua ha sido reemplazado por el inglés. En “LA MuDANZA”, como gran cierre del disco, Benito asegura desafiante que nunca va a abandonar su tierra –“De aquí nadie me saca, de aquí yo no me muevo / Dile que esta es mi casa donde nació mi abuelo”–, expandiendo esa idea para todo su pueblo, casi a modo de anclaje metafórico. En “LO QUE LE PASÓ A HAWAii”, con una construcción progresiva a modo de relato de advertencia, el Conejo Malo establece paralelismos con la anexión de Hawái a Estados Unidos y la transformación de su archipiélago desde entonces, perdiendo sus señas culturales, engullido por el capital de las barras y las estrellas. El peligro para Puerto Rico ahí está. “No, no suelte’ la bandera ni olvide’ el lelolai”, previene, recuerda, Bad Bunny. Porque el poder siempre estará en la gente. Ni que sea en la memoria o en un álbum fotográfico de viejos recuerdos. De ahí la importancia de tirar más fotos, casi como un acto de resistencia. De la importancia de preservar la identidad.



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