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Coldplay elevan el optimismo cósmico con “Moon Music”

El décimo álbum de los ingleses es un viaje interestelar que combina experimentación y espiritualidad y busca la conexión humana en tiempos inciertos

Por Álvaro García Montoliu

Coldplay continúan su exploración cósmica con “Moon Music”, un álbum que refleja la introspección y el amor a través de la energía de la luna. Esta obra sigue los pasos de “Music Of The Spheres” y encapsula temas universales de cambio y profundidad emocional, con la luna como símbolo de guía y unidad. Con un sonido interestelar y orquestal, Coldplay logran transmitir un mensaje optimista en tiempos inciertos, mezclando elementos experimentales con su característico estilo. “Moon Music” es un viaje musical que combina espiritualidad y una visión positiva del mundo, enfrentando las críticas con resiliencia.


Feel Good Hit Of The Autumn

Chris Martin ha descrito este álbum como su respuesta a la dominante negatividad que hay en el mundo de hoy. “Queremos transmitir un mensaje de positividad en un mundo que parece desmoronarse”, añade. Este sentido del optimismo, pero también de la resiliencia, que permea por todo el álbum, no es una novedad en la discografía de la banda, que al parecer ha tenido que superar adversidades personales de todo tipo en los tres años que separan “Moon Music” de “Music Of The Spheres”. Coldplay nos cantan sobre el poder de la perseverancia y la conexión humana, un mensaje oportuno en un momento de incerteza global.


Un disco que hace imaginar un proyecto ambient y experimental

Coldplay siguen sin tener ningún problema en mezclar en su disco al mejor productor pop de todos los tiempos, Max Martin –responsable de nuestra educación sentimental y musical en tanto que arquitecto de hits de todo el mundo desde Britney Spears a Taylor Swift pasando por The Weeknd–, con Jon Hopkins, un productor electrónico que se ha pasado los últimos años lanzando música para acompañar sus sesiones de meditación guiada. En realidad, es un rollo que casa a la perfección con el aura espiritual de la que Coldplay no se han desprendido en la última década. Coldplay siempre han gustado de empezar sus discos con pasajes instrumentales y atmosféricos, y los primeros segundos del tema titular encapsulan todo ese ethos con sintetizadores espaciales a cargo de un Hopkins que es socio habitual de ellos desde los tiempos de “Viva La Vida”. Hay un momento en el que empieza a sonar una línea de piano y Martin canturrea la temática central del álbum, el buscar redención en la belleza del cosmos: “Estoy intentando confiar en un mundo lleno de amor, fuego y agua, y constantemente sueño con el equilibrio de las cosas”. Otro buen ejemplo de sus incursiones ambient es “Alien Hits / Alien Radio”, que en plataformas de streaming ha sido titulado con emoji de arcoiris, rematada con una entrevista a la autora y activista por los derechos civiles Maya Angelou. Hablando de posibles proyectos paralelos tras el duodécimo álbum, uno de ambient y electrónica experimental le sentaría de fábula. “Ghost Stories” mola más de lo que nos hicieron creer.


Música para los haters

En “Don’t Panic”, uno de sus primeros hits lanzado en el año 2000, Coldplay cantaban eso de que vivimos en un mundo precioso. Es una imagen empalagosa que ha sido recurrente en su discografía y que ha sido objeto de muchas críticas y burlas. A Coldplay se les quiere y se les odia por esa sobredosis de optimismo y buenismo, por su pop de sacarina blanco y sabor vainilla. “Moon Music”, de hecho, suena a cómo me imagino que se imagina que suena la música de Coldplay un hater que jamás la haya escuchado. Esto es un cohete propulsado a la inmensidad del cosmos con teclados resplandencientes, guitarras centelleantes, cuerdas de lujo, melodías celestiales y mensajes sobre lo importante que es el amor para mantenernos a todos unidos. Es probablemente el disco de Coldplay con más “la-la-las”: cinco de sus diez canciones lo tienen, incluyendo, ojo, un coro de niños en el ejercicio disco que es “Good Feelings” –¿cómo no iban a tener una canción titulada así?– y que intenta sonar a Chic aunque se queda en Maroon 5, además de “One World”, que cierra el disco con medio minuto de “la-la-las” continuos. Ya sabemos que no acudimos a Chris Martin por la profundidad de sus letras, pero esto es dar carnaza a los haters.


Reduciendo la huella de carbono

No sabemos si es pose o no, pero Coldplay siempre se han tomado muy en serio eso de estar en línea con las causas sociales del momento. Durante su anterior gira se centraron en reducir su huella de carbono, un objetivo a la postre exitoso después de que revelaran que habían bajado un 59% entre su gira actual y la anterior. Además de evitar en la medida de lo posible el viaje en avión, también dieron con soluciones tecnológicas como pistas de baile cinéticas que capturaban el movimiento del público. Su nueva ocurrencia es lanzar el disco de vinilo más sostenible de la historia. Cada copia de “Moon Music” está hecha a partir de nueve botellas de plástico recuperadas por una oenegé guatemalteca. Esto supone una reducción del 85% en sus emisiones de carbono. El CD también está hecho en un 90% de plástico reciclado, lo que se traduce en un descenso del 78% de las emisiones de un CD tradicional.


Dos más y no más santo Tomás

Depende de a quién le preguntes, la noticia que saltó la semana pasada sobre que el duodécimo sería el último disco de Coldplay, puede ser tomado como algo bueno o como algo malo. Chris Martin concedía una entrevista a Zane Lowe en Apple Music 1 donde decía que la banda solo lanzaría dos álbumes más tras este “Moon Music”. Son unas declaraciones que hay que tomar con cautela, no llorar o alegrarse por ella con demasiada rapidez, pues ya cuando lanzaron en 2016 “A Head Full Of Dreams” dijeron que ese sería su último largo, que evidentemente no ha sido el caso. Esto no quiere decir ni mucho menos que se separen, pero sí anticipa el líder del grupo que después de eso aparte de girar también podrían emprender proyectos paralelos o una recopilación de cosas que no han terminado. “Solo hay ocho películas de Harry Potter, solo hay doce álbumes y medio de The Beatles”. El motivo se debe, dice él, al control de calidad, que para ellos tiene que ser muy alto. “Es casi imposible que una canción nuestra acabe en un álbum, y eso es genial”.




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