Cariño dan una vuelta a su sonido en “Tanto por hacer”, su nuevo disco
“Tanto por hacer”, el nuevo álbum de Cariño, las ve abrirse a sonidos más guitarreros y a una serenidad más adulta. Lo analizamos en cinco claves.
No es que el tercer álbum del trío madrileño no sea del todo continuista, pero desde luego Alicia Ros, María Talaverano y Paola Rivero han querido darle una vuelta a su sonido y llevarlo a un nuevo lugar de la mano de una amplia nómina de productores y colaboradores y a base, fundamentalmente, de guitarras eléctricas. Y todo este espíritu transicional sobrevuela “Tanto por hacer”, un disco en el que Cariño crecen y enfocan una nueva dirección sin perder su personalidad melancólica, su energía contenida y su manual de buen (y mal) amor. Lo analizamos en cinco claves.
Por encima del hype de “Si quieres”
Era difícil estar a la altura de la atención que generó “Si quieres”, el tema que llevó a Cariño a la radio y al mainstream. Pero el trío ha conseguido sobreponerse, ignorarlo y utilizar ese impulso, más que para afianzar su posición popular, para hacer un disco ambicioso, intensamente trabajado hasta el detalle y que refuerce más su autoridad que su popularidad. “Tanto por hacer” destila seguridad, sinceridad y vulnerabilidad, y no trata de aprovecharse de rentas pasadas sino de demostrar que el trío puede (y quiere) ser mucho más.
De tontipop, nada
Para ello han seguido una dirección más madura en todos los aspectos: hay más serenidad en las letras aunque los temas, en general amor, desamor, esperanza y desesperanza, se mantengan relativamente invariables; hay también un interés en reforzar la personalidad del trío, y se nota por ejemplo en los acentos tanto de Alicia como de Valverdina, y el sonido enfila un nuevo camino mucho más guitarrero. El enfoque totalmente pop rock de la apertura que supone “Nada Importa Tanto” marca el paso, y se va a repetir, entre distintos juegos, a lo largo de los 33 minutos de metraje. “Lo noto”, por su parte, es quizá la canción que mejor marca la transición entre el sonido burbujeante del homónimo “Cariño” y el sonido más indie rock de “Tanto por Hacer”.
Viaje hacia alguna parte
Pese a que el salto sonoro sea claro desde el minuto uno, Cariño no renuncian a su personalidad, y ofrecen también canciones relativamente continuistas que se salen menos de su zona de confort y no renuncian a las chiribitas digitales de videojuego de 16 bits y a esos momentos algo hyper. Sucede por ejemplo en la enérgica “B2B”, que da rienda suelta a esos dejes más urbanos que siempre ha sido una constante en el sonido del trío. Vuelven a emerger, de hecho, en “Y Yo Que Pensaba”, que emula los fraseos y toplines clásicos de Bad Gyal (e incluso algunos de sus ecos) pero le aplica tratamiento electrificante. En “No Quería Escribir De Amor” este nuevo pop rock prueba además con fórmulas más experimentales, “Puesta de sol” se planta sobre un break beat y “Planeta Raro”, con sus tecladillos tan “Astro Bot”, se embarca en viajes espaciales.
Un disco de contrastes
En entrevista en Rolling Stone, Paola cuenta que la idea del disco se centra en los contrastes, y que ha sido la primera vez en la que han trabajado instrumentales y letras al mismo tiempo. Así, el ánimo más baladista que en general se percibe a lo largo de todo el álbum (y que se sublima al piano en “Siempre pierdo todo”) se resuelve casi siempre (hay excepciones: “La última vez”) en medios tiempos explosivos y progresiones de épica recogida como la de “Hay Magia”, que se pone rockera pero parte de un fondo ligeramente hyperpop. Y “Veneno”, por ejemplo, quizá la mejor canción de “Tanto por hacer”, es profundamente nocturna y meditabunda, pero al mismo tiempo marca uno de los momentos más cute.
Todos al volante
Para llevar a cabo todo este salto, Cariño han contado con la dupla formada por el chileno Elmalamía y Luis Tomás LaMadrid en la producción –escuderos sonoros de Dillom–, que se ha llevado a cabo en sesiones maratonianas a este y el otro lado del charco con otros participantes y colaboradores, como una Danna Paola que ha agarrado alguna guitarra. Innercut aporta un tema más adolescente y desenfadado (con poso agridulce, eso sí) como “Botellas a pares”, Harto Rodríguez le guiña un ojo al sonido de su viejo amigo Alizzz en “Veneno” y la nueva joya de Sonido Muchacho Alba Morena se va al hiperespacio en “Planeta Raro”. “Fue un trabajo muy largo, más de lo que estábamos acostumbradas. Había que llegar a un acuerdo entre varias personas”, ha dicho Alicia.
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