“Better Man”, biopic de Robbie Williams, está destinado a convertirse en un clásico de culto
Una mirada audaz y emocional a la vida de Robbie Williams, donde un mono CGI se convierte en el reflejo de sus luchas internas y la fama.
Dirigida por Michael Gracey (“El Gran Showman”), “Better Man” es un biopic en torno a la figura de Robbie Williams (ex Take That) que está pasando injustamente desapercibida por la cartelera española y mundial. La película narra el ascenso a la fama, las luchas personales y la alienación de la estrella pop británica Robbie Williams, pero a través de una lente inusual: Williams es retratado como un mono CGI, que refleja sus sentimientos de estar fuera de lugar en el mundo humano. Te explicamos aquí por qué debería acabar convirtiéndose en un clásico de culto.
¿Quién es Robbie Williams?
Esta pregunta ha sido pronunciada hasta extremos casi de meme en redes sociales y, de hecho, aparece también al principio y final del nuevo biopic del británico. Por supuesto, entre su público local no necesita introducción. Incluso podríamos decir que en el mercado español es una figura ampliamente reconocida, pero al otro lado del charco es prácticamente un desconocido. Para el que, de todos modos, vaya un poco despistado, cabe recordar que Robbie empezó a ganarse la fama cuando, de adolescente, se unió a la boyband Take That, quizá la más exitosa de cuantas aparecieran en el Reino Unido. Su carrera en solitario fue aún más espectacular. 14 números uno en el Reino Unido, 13 BRIT Awards como artista solista y numerosos récords batidos en lo que a entradas de conciertos vendidas se refiere. ¿Merece un biopic? Claro que sí. Más que un icono pop, él es un fenómeno cultural con una carrera que abarca tres décadas y una historia que se entremezcla con la evolución de la cultura pop British. Su franqueza sobre la salud mental, el abuso de sustancias y las dudas sobre uno mismo añade capas a su legado, asegurando que su historia no trate sólo de éxitos sino de la resiliencia humana.
¿Y por qué un mono?
De entre todas las opciones creativas que hacen de este un biopic atípico y genial destaca, claro, que en “Better Man” en lugar de ver a Robbie Williams o un actor que se le parezca, sus creadores han apostado por usar un mono CGI. Se trata de una decisión que refleja la autopercepción de Williams, arraigada en sentimientos de estar menos evolucionado que los que tiene alrededor: familia, amigos y hasta sus compañeros de Take That. El filme ahonda en la personalidad excéntrica e irreverente del protagonista, y usa la narración en off del principio para explicar esta elección metafórica. La representación se basa en la teoría de la evolución de Charles Darwin y simboliza el sentido interiorizado de insuficiencia de Williams. Además, la elección de retratarlo como un simio conlleva un comentario más profundo sobre la explotación de los artistas. Históricamente, los monos y los simios se han utilizado en el entretenimiento, a menudo sin agencia, reflejando temas de explotación. La cámara de Michael Gracey transforma el simio en una conmovedora metáfora de la vida de Williams, encapsulando el peaje emocional y psicológico de la fama y los desafíos de la autoaceptación.
Tres minutos que valen una entrada de cine
“Better Man” está funcionando mal en taquilla –en breve ahondaremos sobre esto– pero en cambio tiene una escena que se ha vuelto viral: la set piece en la que el mono protagonista baila por Regent Street (Londres) al son de “Rock DJ”. Se trata de un plano secuencia que incluye una coreografía dinámica que sirve como vehículo de lucimiento para Jonno Davies, el actor detrás del mono CGI y que captura el tono emotivo, tierno y trascendental de la película. También sirve para demostrar cómo de heterodoxo es el planteamiento del director y sus guionistas: ya que ni por tiempo, ni por escenario, ni por protagonistas concuerda esta escena con la historia real. Empezando, claro está, por lo más llamativo: la presencia de los otros miembros de Take That para interpretar uno de los grandes éxitos solistas de Robbie Williams (los más fans del lugar, además, podrán advertir el mimo con el que trabajaron el vestuario de la escena). Fue una producción llena de desafíos, además, puesto que los cineastas decidieron rodarla en Regent Street en lugar de en un estudio. Esto aumentó costes puesto que tuvieron que cortar la vía durante cuatro noches y también tuvieron que soportar un retraso de meses por el fallecimiento de la Reina Isabel II.
Más que un biopic
Como adelantábamos en el anterior punto, “Better Man” brilla por su imaginativo enfoque a la narración, centrándose en el viaje emocional de Robbie Williams en lugar de hacer un relato estrictamente cronográfico de su vida. A través de secuencias de fantasía atrevidas, la película captura la esencia de Williams explicando sus conflictos con la fama, la alienación y el autoestima, escapando del típico arco de redención de ascenso y caída de los biopics tradicionales. Además, la música de toda su carrera se utiliza para amplificar momentos emocionales clave, creando una conexión inmersiva que trasciende la precisión histórica. Gracey crea un espectáculo cargado de emociones, que combina música, drama y fantasía en una experiencia cinematográfica que se parece más a un espectáculo de Baz Luhrmann que a una película biográfica convencional, lo que garantiza que resuene en audiencias mucho más allá de la base de fans existente de Williams. En un mundo ideal, claro está, porque a tenor de los números en taquilla –14 millones de dólares recaudados en todo el mundo para un presupuesto de 110 millones de dólares– “Better Man” no ha funcionado tan bien como cabría esperar por los riesgos que toma y porque el nombre de Robbie Williams es poco conocido en Estados Unidos, uno de los principales mercados del mundo. Cabrá esperar a ver cómo funciona en plataformas de streaming y si acaba convirtiéndose en un clásico de culto. Cualquier persona que la haya visto te confirmará este punto.
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