AITANA

Aitana busca su lugar en el mundo en “Metamorfosis”

La docuserie de Netflix dirigida por Chloé Wallace es un retrato honesto de una estrella en cambio

| Por Álvaro García Montoliu

El pasado viernes llegó a Netflix “Aitana: Metamorfosis”, la esperada docuserie de seis capítulos dirigida por Chloé Wallace (“Un cuento perfecto”). Más que un simple documental musical, esta producción nos sumerge en la vida de una de las artistas más influyentes de España, mostrando sin filtros los altibajos de la fama y las luchas internas que Aitana Ocaña enfrenta en un momento crucial de su carrera y su vida personal.

Si hasta ahora el público la veía como una estrella pop segura de sí misma, “Metamorfosis” desmonta esa imagen para mostrarnos a una joven que, como muchos, sigue buscando su lugar en el mundo.

La lucha entre la artista y la persona

Uno de los ejes centrales del documental es la tensión entre la Aitana pública y la privada. Desde su salida de “Operación Triunfo”, su vida ha estado bajo constante escrutinio, y la serie muestra cómo esta exposición ha influido en su forma de ser y trabajar.

La planificación de su concierto en el Santiago Bernabéu, un hito en su carrera que finalmente no se llevó a cabo, simboliza esta lucha interna. Aitana quería dar un gran paso adelante, pero la presión de la industria y su autoexigencia la llevaron al límite. "No sé si lo que hago está bien, pero lo intento", dice en uno de los momentos más íntimos. La serie la muestra en medio de este proceso, lidiando con el perfeccionismo y la incertidumbre sobre su futuro.

A lo largo de los episodios, queda claro que el síndrome del impostor la persigue. A pesar de haber construido una carrera sólida y de ser una de las artistas más exitosas de su generación, sigue cuestionándose si merece estar donde está.


La vulnerabilidad como fortaleza

Otro aspecto fundamental de “Metamorfosis” es cómo aborda la salud mental de Aitana. La docuserie sigue su vida desde el lanzamiento de “Akureyri” hasta finales de año, un periodo que, según ella misma ha reconocido en entrevistas, estuvo marcado por ansiedad, tristeza y un nivel de presión autoimpuesta que la sobrepasaba.

Poco después de las grabaciones, le diagnosticaron depresión e hipocondría, dos condiciones que han afectado su día a día y su forma de enfrentar la vida. En la serie, la vemos lidiando con ataques de ansiedad, su miedo a viajar en avión y la dificultad de gestionar sus emociones en medio de una agenda implacable.

Uno de los momentos más crudos del documental es cuando se graba a sí misma en su punto más bajo, mostrando una vulnerabilidad que pocas estrellas se atreven a exponer de esta manera. “Metamorfosis” deja algunas frases impactantes que revelan su estado mental: “Siempre he pensado que me moriría joven”. Aitana confiesa que le cuesta proyectarse en el futuro porque teme recibir un diagnóstico devastador, una preocupación que la ha llevado a obsesionarse con la astrología, hasta el punto de organizar su cumpleaños en Yakarta para realizar correctamente su revolución solar.

El hecho de que hable abiertamente sobre estos temas es significativo en una industria que, durante décadas, ha exigido que las estrellas mantengan una imagen de perfección. Con su testimonio, Aitana contribuye a la conversación sobre salud mental y muestra que incluso quienes parecen tenerlo todo pueden estar luchando por dentro.


La presión mediática y la dificultad de confiar

Desde su salto a la fama, Aitana ha aprendido que la popularidad tiene un precio: la dificultad para confiar en los demás. "Me cuesta hacer amigos, me cuesta confiar en la gente", admite en un momento clave del documental. La constante exposición mediática la ha llevado a desarrollar una barrera emocional, un mecanismo de defensa ante el miedo de ser traicionada o malinterpretada.

Su relación con Sebastián Yatra es otro punto relevante de la serie. Aunque “Metamorfosis” muestra momentos felices entre ambos, también deja claro lo difícil que es mantener una relación bajo el escrutinio público. La propia Aitana menciona que no quiere ser vista únicamente como "la novia de alguien" y que la prensa tiende a reducir su identidad a sus relaciones sentimentales en lugar de enfocarse en su música. Esta lucha por la independencia es un problema recurrente para muchas mujeres en la industria, y el documental lo aborda con sensibilidad.

Afortunadamente, Aitana cuenta con un núcleo cercano que la mantiene con los pies en la tierra. Sus padres, Cosme y Belén, juegan un papel fundamental en su vida. Su padre, especialmente involucrado en su carrera, se tatúa con ella una estrella en uno de los episodios, mientras que su madre le reclama en broma que nunca les haya dedicado una canción. Además, mantiene una estrecha relación con sus amigas de toda la vida, con quienes comparte momentos de complicidad en Ibiza, alejándose del ruido de la industria.


La fama como arma de doble filo

“Le falta su anonimato”, dice su madre en uno de los testimonios más impactantes de la docuserie. La fama ha sido una bendición y una maldición para Aitana: le ha permitido cumplir sus sueños y conectar con millones de personas, pero también le ha quitado libertad.

El documental muestra cómo intenta equilibrar su vida pública y privada, algo especialmente difícil cuando cada paso que da es analizado por medios y fans. A pesar de su éxito, hay momentos en los que se siente atrapada por su propia imagen. “Mis amigas han podido equivocarse y yo no”, reflexiona, dejando claro el coste de haber alcanzado la fama tan joven.

La presión de ser un modelo a seguir también la afecta. Aunque intenta mantener su esencia, el peso de las expectativas y la necesidad de encajar en un estándar de perfección impuesto por la industria la han llevado a cuestionarse si realmente está haciendo lo que quiere o lo que se espera de ella.


La música como refugio

A pesar de todo, la música sigue siendo su refugio. A lo largo de “Metamorfosis”, la vemos en el estudio componiendo canciones que reflejan sus emociones y experiencias. Su proceso creativo es casi terapéutico, una forma de transformar sus sentimientos en arte.

Uno de los momentos más reveladores del documental es cuando habla sobre “Akureyri”, una canción escrita junto a Sebastián Yatra cuando su relación ya estaba en crisis. “Es muy loco escribir con tu pareja una canción tan honesta sobre lo que te está pasando”, comenta. Este episodio resume el poder de la música como herramienta de catarsis y conexión. En “Metamorfosis”, Aitana nos recuerda que, aunque la fama tenga un precio y la industria musical sea implacable, su arte sigue siendo su mayor ancla.


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